martes, 23 de diciembre de 2008

Echar de menos

Echar de menos. Qué tres palabras, ¿eh? Son tantas cosas las que echo de menos...

Echo de menos las clases de teatro, y sólo han pasado tres días sin ellas. Echo de menos a todos mis compañeros, que en apenas tres meses han pasado a ser tan importantes para mi; y a mis profes, en especial a Olga, que me ha descubierto el teatro y me ha hecho disfrutar de la vida otra vez. No sabeis lo agradecida que estoy por todo esto, y no hay día que pase sin que me alegre de haberos conocido.

Echo de menos Irlanda. A mis compis de viaje, a quienes desgraciadamente ya no veo. A mi francés, que me cuidaba tanto. A mi familia de allí, que aún hoy sigue preocupándose por mi, y que son los mejores irlandesitos con los que me pude topar. Y a mis profes, echo de menos a mis profesores locos, que comían flores e iban descalzos por el monte, y cantaban canciones de los Beatles, y se limitaban a disfrutar del momento presente sin preocuparse de nada más, o esa impresión daba. Echo de menos levantarme por las mañanas rodeada de verde, echo de menos el océano, echo de menos hasta la comida basura. Echo de menos levantarme y acostarme, y no haber pensado en todo el día en ninguno de mis problemas de la vida real. Echo de menos que lo único negativo de ese viaje fuera el tener que volver.

Echo de menos mi cole, mis compañeras y también a algunos profesores. Echo de menos llegar el lunes a las ocho y dormirme en la clase de historia, y contar mi vida en las clases de alemán, y reírme en las clases de filosofía con Apolo y Dionisio, y las horas de biología, y los consejos de química.

Echo de menos los días en que era feliz haciendo lo que me gustaba, cuando aún no me había dado cuenta del daño que eso me estaba causando. Echo de menos mi seguridad y mi confianza.

Echo de menos la época en que la familia lo era todo para mí.


Echo de menos tantas cosas...

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