jueves, 4 de octubre de 2012

Un día

Un día
vas a encontrar a esa persona que llene el vacío
que invade tu mundo. Será una persona que te merezca,
que te quiera y se haga querer.
Y cuando la encuentres, dejarás de sufrir.
Porque el miedo será compartido.
Porque el aire no será tan denso.
Porque la rutina se volverá agua
y fluirá sin más dolor que el roce de las rocas.
Y en esa agua se criarán peces,
peces de lluvia
que alegren
de improviso
las horas de silencio.
Y el ruído se quedará mudo.
Y la música llenará tus días.
Y no habrá dolor
que entre los dos
no sea vencible.
Se acabarán las lágrimas que no sean felices.
Y en tus sueños
ya no verás monstruos.

miércoles, 15 de agosto de 2012

¡Maldita sea mi impaciencia!
Mi ansiedad, mis temores, mis deseos,
¡malditos sean todos ellos!
Porque no sé jugar en este juego
de la vida, el amor, el desconsuelo;
no sé jugar las fichas del tablero.
Es un jaque contínuo, un desespero,
un sufrimiento eterno, un desaliento.
Siento que cuando hablo estoy perdiendo,
te me alejas, te agobio y no lo quiero.
Quiero avanzar tranquilos en el tiempo
construyendo el presente intento tras intento:
podemos acertar por una vez, lo siento,
lo percibo en mis huesos, lo preveo.
Pero te necesito, ¡ya lo creo!
¡Que yo no sé jugar en este juego!

martes, 31 de julio de 2012

¿Por qué no puede ser más fácil todo...?

¿Por qué es cruel la triste despedida que separa mi cuerpo de tu calor tranquilo? ¿Por qué, por qué no puedo no quererte? Olvidarte, enterrarte, deshacerme del peso que me causa tu ausencia en días como este... Desaparece, huye, no vuelvas a mi mente si no es para que deje de quererte, para que me permitas dar la vuelta a la página que ya no está en blanco, que vive de tus besos y sonrisas, de tus palabras suaves con que me cautivaste desde el primer momento. Déjame libre, ¡vuela! No quiero recordarte si no puedo tenerte. Me causas las molestias que nadie me ha causado, pues nadie ha habido que supiera verme como tú me has visto. Ni en los días más malos a tu lado pude dejar de sonreir, siempre tenías algo para darme, para compartir, para enseñarme... Gracias por todo eso, pero no puedo seguir caminando si sigues a mi lado cuando el espacio nos separa tanto. Así que vete, deja que siga andando poco a poco por escabrosas sendas, que no serán lo mismo si ya no andamos juntos. No temas, lo que fue nuestro seguirá ahí por siempre, nadie puede robarnos el tiempo ya invertido. El trigo, el rap, el vino, el chocolate... son sólo tuyos. Sube en aquél avión que iba saltando de esrtella en estrella, pide un deseo, ¡vuela! Que yo ya no te miro desde bajo, me he dormido...

miércoles, 25 de julio de 2012

Cuando los recuerdos muerden

Son dias de esos en que tienes algo de tiempo para ti, para pensar y descansar un rato. Aprovechan esos momentos que debieran ser de paz para atacarte discreta, sutilmente, y se meten en tu cabeza por las orejas, por la nariz, o por donde salen las lágrimas. Te atacan al cerebro. Son directos, letales, certeros, saben cuál es tu punto débil y que muros es más fácil atravesar. No se lo piensan dos veces. Así, si estás tranquila un día cualquiera de verano, mientras haces la siesta ellos esperan agazapados para poder colarse en tu memoria. Basta con un pestañeo y los encuentras ahí, reviviendo los momentos más preciados u otros que no lo son tanto. Y los síntomas comienzan a manifestarse: anhelos, escalofríos, música, morriña, latidos acelerados... Tu sistema nervioso se queda a cuadros cuando empiezas a temblar, a sonreír, a llorar incontrolablemente. Tú te sientes atrapada en el pasado, queriendo volver a esos bellos momentos, o deseando que algunos de esos recuerdos se borraran para siempre. Es un instante de tiempo distendido en el que no controlas tus sentidos. Y tan súbita y rápidamente como han entrado, salen en un suspiro y se alejan hacia parajes desconocidos por el hombre, donde quedarán en el letargo hasta otro día tranquilo, cuando menos te lo esperes, en que volverán a vagar por las inmediaciones de tu cuerpo, acechando de nuevo.

domingo, 17 de junio de 2012

Fiebres del sábado noche


Amanece. Las gaviotas anuncian con sus cercanos gritos el principio de un día que está por comenzar. Camino hacia mi casa sin pensar, rechazando las voces que quieren atraparme entre sus cuerdas finas haciendo una maraña de ideas con mi mente. No sé cómo he podido tropezarme de nuevo con esa vieja piedra que prometí esquivar. Y he caído otra vez contra este frío suelo, pegándome de bruces con la realidad que hace que quede triste cuando intento taparla con capas de licor. Los vacíos que acechan no se ocultan con tal facilidad, por mucho que se intente. Pienso que quiero no pensar en ello, levantarme y seguir como si nada, pero como si nada ya no es algo posible. No queda más remedio que curar las heridas que el golpe ha abierto. Escuecen. Se curan con alcohol, del otro tipo. Y mientras cicatrizan, camino. Bajo junto a los coches que llevan rumbo fijo, que tiene dirección. Me guío por carteles, por calles que ya he visto, por colores, por tiendas, más bien por intuición. Miro y no veo nada, reconozco el dolor pero niego tenerlo. Parezco tonta, es cierto. Llego a mi calle y subo, voy subiendo la cuesta hasta llegar al fin a ese triste rincón que dice ser refugio de mis pasos. Escaleras, dos vueltas, bombillas apagadas que me niegan su luz, y mi nido marchito, esperando a que aparezcas tú.

sábado, 16 de junio de 2012

Quiche, pimienta, y un vestido de flores.


Sábado por la mañana. Ya ha pasado casi un año, y no consigo olvidarte. Me visto para ir a comprar. Hace calor, y me pongo ese vestido de flores que tanto te gustaba, ese que te permitía "ver el sol". Tu foto se ríe desde mi pared, me pregunto si debería quitarla... Camino sonriendo por la calle, recordando las compras tan estresantes en el Carrefour; trescientos euros son demasiados... Llego a casa tras una compra corta y aburrida. Me quito el vestido, no quiero que se manche. Me pongo lo primero que encuentro y me meto en la cocina. Esta noche toca cena, y quiche. Hace tiempo que no cocino una quiche. Saco la mostaza de la nevera, y pienso que se está acabando, y debería hacer un viaje a Alemania para comprar más. Sería un buen plan, también se me acaba el Jägermeister. Mierda, no recuerdo cuántos huevos se ponían... Sigo pensando en el verano. Nada ha vuelto ha ser igual desde entonces; me miro, y ya no soy la misma. Me has cambiado. Vale, me he pasado con la pimienta. A ti te gustaba con mucha pimienta, pero no al resto de la humanidad. Habrá que solucionarlo. Haré dos quiches. El mes que viene Lena y Teresa estarán aquí. Será un buen mes, aunque no pueda correr, ni saltar vallas, ni jugar a la petanca... Será un buen y caluroso mes, dudo que llueva. Pero podemos coger autobuses a las dos de la mañana y andar una hora más hasta llegar a casa. O hacer autostop y que nos regalen vodka. O besar motociclistas, qué más da. No creo que el beso de uno de ellos nos salve a ninguna. Buscaremos un lugar desde donde ver las estrellas. No será un campo de trigo recién cortado, o tal vez sí. Pasearemos en bici. Jugaremos al Jungle Speed. No podremos esconder colchones, pero ya encontraremos una alternativa. La quiche está terminada. Y Agosto aún está libre. ¿Y si me voy en Agosto? ¿Campo de trabajo en Agosto? Creo que estoy intentado sustituirte. Pero tu olor no se me va. Hueles a libertad, a alegría, a vida... Tu olor no se me va por mucho que me lave con otros cuerpos. Sigues ahí. Pero no estás. Me pregunto si piensas en mí alguna vez, si mi foto sonríe en algún lugar de tu vida. Pero la quiche ya está lista. Si no la saco del horno se va a quemar.

domingo, 10 de junio de 2012

"Seize the day."


Since the moment I heard those words, I've tried to follow them. I've been doing a lot of things, learning different languages, practising new sports, travelling the world, meeting new people... But is now, after what has probably been the hardest year of my life, that I realize what they really mean.
Seize the day does not involve doing loads of stuff; it means "the stuff you do, do it properly". It means that every little action in your life has to be worth. It means to enjoy every second from every day that comes. It means that you can enjoy all that happens in life with all your senses.
So, from now on, I'll try to really do that.