¿Por qué es cruel la triste despedida que separa mi cuerpo de tu calor tranquilo? ¿Por qué, por qué no puedo no quererte? Olvidarte, enterrarte, deshacerme del peso que me causa tu ausencia en días como este... Desaparece, huye, no vuelvas a mi mente si no es para que deje de quererte, para que me permitas dar la vuelta a la página que ya no está en blanco, que vive de tus besos y sonrisas, de tus palabras suaves con que me cautivaste desde el primer momento. Déjame libre, ¡vuela! No quiero recordarte si no puedo tenerte. Me causas las molestias que nadie me ha causado, pues nadie ha habido que supiera verme como tú me has visto. Ni en los días más malos a tu lado pude dejar de sonreir, siempre tenías algo para darme, para compartir, para enseñarme... Gracias por todo eso, pero no puedo seguir caminando si sigues a mi lado cuando el espacio nos separa tanto. Así que vete, deja que siga andando poco a poco por escabrosas sendas, que no serán lo mismo si ya no andamos juntos. No temas, lo que fue nuestro seguirá ahí por siempre, nadie puede robarnos el tiempo ya invertido. El trigo, el rap, el vino, el chocolate... son sólo tuyos. Sube en aquél avión que iba saltando de esrtella en estrella, pide un deseo, ¡vuela! Que yo ya no te miro desde bajo, me he dormido...
martes, 31 de julio de 2012
miércoles, 25 de julio de 2012
Cuando los recuerdos muerden
Son dias de esos en que tienes algo de tiempo para ti, para pensar y descansar un rato. Aprovechan esos momentos que debieran ser de paz para atacarte discreta, sutilmente, y se meten en tu cabeza por las orejas, por la nariz, o por donde salen las lágrimas. Te atacan al cerebro. Son directos, letales, certeros, saben cuál es tu punto débil y que muros es más fácil atravesar. No se lo piensan dos veces. Así, si estás tranquila un día cualquiera de verano, mientras haces la siesta ellos esperan agazapados para poder colarse en tu memoria. Basta con un pestañeo y los encuentras ahí, reviviendo los momentos más preciados u otros que no lo son tanto. Y los síntomas comienzan a manifestarse: anhelos, escalofríos, música, morriña, latidos acelerados... Tu sistema nervioso se queda a cuadros cuando empiezas a temblar, a sonreír, a llorar incontrolablemente. Tú te sientes atrapada en el pasado, queriendo volver a esos bellos momentos, o deseando que algunos de esos recuerdos se borraran para siempre. Es un instante de tiempo distendido en el que no controlas tus sentidos. Y tan súbita y rápidamente como han entrado, salen en un suspiro y se alejan hacia parajes desconocidos por el hombre, donde quedarán en el letargo hasta otro día tranquilo, cuando menos te lo esperes, en que volverán a vagar por las inmediaciones de tu cuerpo, acechando de nuevo.
domingo, 17 de junio de 2012
Fiebres del sábado noche
Amanece. Las gaviotas anuncian con sus cercanos gritos el
principio de un día que está por comenzar. Camino hacia mi casa sin pensar,
rechazando las voces que quieren atraparme entre sus cuerdas finas haciendo una
maraña de ideas con mi mente. No sé cómo he podido tropezarme de nuevo con esa
vieja piedra que prometí esquivar. Y he caído otra vez contra este frío suelo,
pegándome de bruces con la realidad que hace que quede triste cuando intento
taparla con capas de licor. Los vacíos que acechan no se ocultan con tal
facilidad, por mucho que se intente. Pienso que quiero no pensar en ello,
levantarme y seguir como si nada, pero como si nada ya no es algo posible. No
queda más remedio que curar las heridas que el golpe ha abierto. Escuecen. Se
curan con alcohol, del otro tipo. Y mientras cicatrizan, camino. Bajo junto a
los coches que llevan rumbo fijo, que tiene dirección. Me guío por carteles,
por calles que ya he visto, por colores, por tiendas, más bien por intuición.
Miro y no veo nada, reconozco el dolor pero niego tenerlo. Parezco tonta, es
cierto. Llego a mi calle y subo, voy subiendo la cuesta hasta llegar al fin a
ese triste rincón que dice ser refugio de mis pasos. Escaleras, dos vueltas,
bombillas apagadas que me niegan su luz, y mi nido marchito, esperando a que
aparezcas tú.
sábado, 16 de junio de 2012
Quiche, pimienta, y un vestido de flores.
Sábado por la mañana. Ya ha pasado casi un año, y no consigo
olvidarte. Me visto para ir a comprar. Hace calor, y me pongo ese vestido de
flores que tanto te gustaba, ese que te permitía "ver el sol". Tu
foto se ríe desde mi pared, me pregunto si debería quitarla... Camino sonriendo
por la calle, recordando las compras tan estresantes en el Carrefour;
trescientos euros son demasiados... Llego a casa tras una compra corta y
aburrida. Me quito el vestido, no quiero que se manche. Me pongo lo primero que
encuentro y me meto en la cocina. Esta noche toca cena, y quiche. Hace tiempo
que no cocino una quiche. Saco la mostaza de la nevera, y pienso que se está
acabando, y debería hacer un viaje a Alemania para comprar más. Sería un buen
plan, también se me acaba el Jägermeister. Mierda, no recuerdo cuántos huevos
se ponían... Sigo pensando en el verano. Nada ha vuelto ha ser igual desde entonces;
me miro, y ya no soy la misma. Me has cambiado. Vale, me he pasado con la
pimienta. A ti te gustaba con mucha pimienta, pero no al resto de la humanidad.
Habrá que solucionarlo. Haré dos quiches. El mes que viene Lena y Teresa
estarán aquí. Será un buen mes, aunque no pueda correr, ni saltar vallas, ni
jugar a la petanca... Será un buen y caluroso mes, dudo que llueva. Pero
podemos coger autobuses a las dos de la mañana y andar una hora más hasta
llegar a casa. O hacer autostop y que nos regalen vodka. O besar motociclistas,
qué más da. No creo que el beso de uno de ellos nos salve a ninguna. Buscaremos
un lugar desde donde ver las estrellas. No será un campo de trigo recién
cortado, o tal vez sí. Pasearemos en bici. Jugaremos al Jungle Speed. No podremos
esconder colchones, pero ya encontraremos una alternativa. La quiche está
terminada. Y Agosto aún está libre. ¿Y si me voy en Agosto? ¿Campo de trabajo
en Agosto? Creo que estoy intentado sustituirte. Pero tu olor no se me va.
Hueles a libertad, a alegría, a vida... Tu olor no se me va por mucho que me
lave con otros cuerpos. Sigues ahí. Pero no estás. Me pregunto si piensas en mí
alguna vez, si mi foto sonríe en algún lugar de tu vida. Pero la quiche ya está
lista. Si no la saco del horno se va a quemar.
domingo, 10 de junio de 2012
"Seize the day."
Since the moment I heard those words, I've tried to follow them. I've been doing a lot of things, learning different languages, practising new sports, travelling the world, meeting new people... But is now, after what has probably been the hardest year of my life, that I realize what they really mean.
Seize the day does not involve doing loads of stuff; it means "the stuff you do, do it properly". It means that every little action in your life has to be worth. It means to enjoy every second from every day that comes. It means that you can enjoy all that happens in life with all your senses.
So, from now on, I'll try to really do that.
domingo, 3 de junio de 2012
martes, 29 de mayo de 2012
Veo ante mi esa cómoda cama que me hace soñar los sueños más
grandes, aquella en la que me refugio cuando quiero huir, ese rincón cómodo y
blando en el que reposar unos cansados músculos y una ajetreada mente.
Veo ante mí esa cama vacía, esa misma que desearía que engendrase pasiones y locuras, esa que quiero llenar de vida pero que sólo alberga sufrimientos tristes y oscuros que me asaltan noche tras noche, y de los que me despierto sola, asustada, triste...
Veo ante mí ese nido de miedos que debiera ser nido de infinitos recuerdos...
Veo ante mí esa cama vacía, esa misma que desearía que engendrase pasiones y locuras, esa que quiero llenar de vida pero que sólo alberga sufrimientos tristes y oscuros que me asaltan noche tras noche, y de los que me despierto sola, asustada, triste...
Veo ante mí ese nido de miedos que debiera ser nido de infinitos recuerdos...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)