jueves, 18 de febrero de 2010

"Pavana por una infanta difunta"

Casi sin darme cuenta me vi inmersa en este mundo de fantasía y de locura que hoy me parece ser lo único que dá sentido a mi existencia. Casi sin darme cuenta, como cuando sopla el frío viento en primavera y nos hace enfermar, lo que pensaba que nunca podría dar fruto ha germinado, haciendo crecer una hermosa planta que florece día tras día. Como toda planta, tiene sus espinas. Cuando voy a cogerla con mis manos se clavan hasta el fondo y me hieren el alma, quedando aquesta planta embadurnada por rojos manantiales que salen de mis dedos. La tierra que la acoge también se ve afectada, pues una río de lágrimas caerá sobre esas piedras que creen que la protegen. Sí, la flor crecerá, se abrirá un hueco entre tanta miseria y se convertirá en algo tan hermoso, que sólo con mirarlo todos, las mismas piedras, las espinas, las lágrimas..., se darán cuenta entonces de su gran importancia. Pero ya será tarde; la mano del pastor, hábil con su navaja, cortará con cuidado el tallo que la tiene. Y la flor, como en una señal de estar agradecida, abrirá un poco más su pétalos, iluminados al fin por la luz del sol.

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