jueves, 1 de diciembre de 2011
Ser.
Quiero poder ser yo como individuo. Solo. Un ente independiente. Existir y convivir conmigo misma.
Y luego,
luego ya vendrán los otros.
Los que quieran. Los que gusten. Los que no condicionen mi existencia como ente.
Y luego,
podré ser condicionada. Sin dejar de ser un yo.
Yo. Sólo yo. Ser. Sola.
Estamos solos. Los demás pasan por nuestras vidas y cambian nuestra órbita. La desvian. Pero ya está. Más tarde o más temprano, sólo quedas tú. Sólo quedo yo.
Sola.
Quiero poder ser yo como individuo. Solo. Un ente independiente. Existir y convivir conmigo misma.
Y luego,
luego ya vendrán los otros.
Los que quieran. Los que gusten. Los que no condicionen mi existencia como ente.
Y luego,
podré ser condicionada. Sin dejar de ser un yo.
Yo. Sólo yo. Ser. Sola.
Estamos solos. Los demás pasan por nuestras vidas y cambian nuestra órbita. La desvian. Pero ya está. Más tarde o más temprano, sólo quedas tú. Sólo quedo yo.
Sola.
domingo, 27 de noviembre de 2011
Un domingo cualquiera.
Confiar.
Confiar en que haya un mañana, un futuro, un después.
Confiar en que las cosas pasan, en que todo se arregla.
Confiar en que lleguen tiempos mejores.
En los que haya un nosotros.
En que los días grises no siempre sean tristes.
En donde respirar sea fácil.
En donde el caminar sea ligero.
En donde pueda abrir los ojos con ansias sin miedo a ver lo que hay afuera.
El miedo.
El miedo.
El miedo que convierte las noches en días interminables.
El que no me deja sola.
El que me ataca cuando menos me lo espero.
El que me hace sentir esclava.
El miedo.
Que se vaya.
Que termine ya su trabajo conmigo.
Que no vuelva en años.
Ya he tenido bastante.
Vete.
Déjame.
Sola.
Vacía.
Triste.
Pero sin miedo.
Confiar en que haya un mañana, un futuro, un después.
Confiar en que las cosas pasan, en que todo se arregla.
Confiar en que lleguen tiempos mejores.
En los que haya un nosotros.
En que los días grises no siempre sean tristes.
En donde respirar sea fácil.
En donde el caminar sea ligero.
En donde pueda abrir los ojos con ansias sin miedo a ver lo que hay afuera.
El miedo.
El miedo.
El miedo que convierte las noches en días interminables.
El que no me deja sola.
El que me ataca cuando menos me lo espero.
El que me hace sentir esclava.
El miedo.
Que se vaya.
Que termine ya su trabajo conmigo.
Que no vuelva en años.
Ya he tenido bastante.
Vete.
Déjame.
Sola.
Vacía.
Triste.
Pero sin miedo.
domingo, 20 de noviembre de 2011
martes, 15 de noviembre de 2011
Dark was the night
”’I had a terrible day.’ We say it all the time. A fight with the boss. The stomach flu. Traffic. That’s what we describe as terrible, when nothing terrible is happening. These are the things we beg for. A root canal. An IRS audit. Coffee spilled on our clothes. When the really terrible things happen, we start begging a god we don’t believe in to bring back the little horrors and take away this. It seems quaint now. Doesn’t it? The flood in the kitchen. The poison oak. The fight that leaves you shaking with rage. Would it have helped if we could see what else was coming? Would we have known that those were the best moments of our lives?”
Hay días en los que, simplemente, el pesimismo te supera. Los problemas se te amontonan y, como no sabes solucionarlos te limitas a dejarte llevar por ellos. Porque es fácil. Porque es más fácil que levantarte y admitirlos, confrontarlos. Y entonces es cuando te ves inmersa en una espiral de autodestrucción a la que no le encuentras la salida. Y lloras, porque no sabes hacer otra cosa.
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