miércoles, 9 de marzo de 2011


Nana, niño, nana
del caballo grande
que no quiso el agua...

Las patas heridas,
las crines heladas,
dentro de los ojos
un puñal de plata...

Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber.
Duérmete, rosal,
que el caballo se pone a llorar...

¡No vengas! Detente,
cierrra la ventana
con rama de sueño
y sueño de ramas.

Mi niño se duerme.
Mi niño se calla.
Caballo, mi niño
tiene una almohada.
Su cuna de acero.
Su colcha de holanda.
Nana, niño, nana...

No hay comentarios: