sábado, 26 de enero de 2013

"Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre."

martes, 1 de enero de 2013

Propósitos del Año

"[...] Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos [...]" 
 
Te voy a encontrar. A ti, que huyes en las sombras cuando escuchas mis pisadas presurosas; a ti, que no puedes oir mis gritos desgarrados; a ti, que te escondes, furtivo, cuando ves que estoy cerca.
Vamos a encontrarnos. Vamos a vivir la vida que nos toca. Vamos a salir, tú y yo, de las manos, a la libertad de la luz de nuestros días. Ya basta de tinieblas. No quiero más pasillos sin salida de los que te escabulles por grietas. Quiero enfrentarme a ti. Tú y yo. Solos.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Miedos nocturnos

No podía fiarse de ese mar. Era de aquellos que cambian de color, que golpean las rocas súbitamente con sus altas olas, que se llevan consigo almas de marineros que no vuelven jamás dejando tras de ellos un silencio profundo, un silencio maldito de fuerte olor a sal. Esa noche, era negro. Negro, devastador, parecía realmente enfadado, como si le hubiesen robado a su más grande amor. No podía fiarse de ese mar. "Parece estar en calma -pensaba sin siquiera dejarlo de mirar- pero en realidad lo que tiene son ganas de venirme a tragar." Así que decidió no acercarse del todo, sólo lo justo para tocar el agua con los dedos, para acariciar las suaves muertes de sus olas de espuma, para sentir el frío penetrando en sus venas, haciendo que dejara de pensar. El mar, el triste mar permitía olvidar. Pero justo esa noche, parecía gritar pidiendo su tributo. Y él, que siempre había defendido sus furias, decidió por un día no quedarse a observar.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Un profundo pozo



Hay momentos en la vida en los que las cosas se ponen realmente difíciles. Todo se ve negro y parece que el dolor y el sufrimiento no vayan a acabar nunca. Pasan los días, y ves que sigues igual, que tu actitud frente a este pozo en el que te encuentras sumida no varía por mucho que lo intentes. Sientes que vas a morir ahogada ahí abajo, en la oscuridad, arrullada por el frío. Quieres subir, salir a la luz y poder sonreír y hacer alocadas locuras como antes de tropezar y caer. Pero no puedes levantarte. No es que no puedas, no tienes los medios; las piernas te fallan y tus brazos no se mueven por mucho que se lo pidas a gritos. Llega un momento en que tu mente también te falla, deja de querer luchar, prefiere abandonarse, dice "basta". Pero en el fondo sabes que conformándote no ganas nada, y sí pierdes. O eso parece. Es una ardua y constante lucha interna. E interminable. Parece interminable. Pero va a terminar pronto, y cuando menos te lo esperes, podrás salir ahí arriba y brillar, porque llevas mucho tiempo apagada, guardando tu luz para deslumbrar al mundo cuando emerjas de nuevo. Y tú serás el faro de esperanza para otros que estarán aún en el pozo, y desde bajo verán destellos de cuando en cuando que les recordarán que tienen que seguir luchando, que no es el final. No es el final, y lo sabes. Pase lo que pase, llegues como llegues, vas a lograr salir de ahí.

domingo, 11 de noviembre de 2012

"En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende el corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre."

jueves, 4 de octubre de 2012

Un día

Un día
vas a encontrar a esa persona que llene el vacío
que invade tu mundo. Será una persona que te merezca,
que te quiera y se haga querer.
Y cuando la encuentres, dejarás de sufrir.
Porque el miedo será compartido.
Porque el aire no será tan denso.
Porque la rutina se volverá agua
y fluirá sin más dolor que el roce de las rocas.
Y en esa agua se criarán peces,
peces de lluvia
que alegren
de improviso
las horas de silencio.
Y el ruído se quedará mudo.
Y la música llenará tus días.
Y no habrá dolor
que entre los dos
no sea vencible.
Se acabarán las lágrimas que no sean felices.
Y en tus sueños
ya no verás monstruos.

miércoles, 15 de agosto de 2012

¡Maldita sea mi impaciencia!
Mi ansiedad, mis temores, mis deseos,
¡malditos sean todos ellos!
Porque no sé jugar en este juego
de la vida, el amor, el desconsuelo;
no sé jugar las fichas del tablero.
Es un jaque contínuo, un desespero,
un sufrimiento eterno, un desaliento.
Siento que cuando hablo estoy perdiendo,
te me alejas, te agobio y no lo quiero.
Quiero avanzar tranquilos en el tiempo
construyendo el presente intento tras intento:
podemos acertar por una vez, lo siento,
lo percibo en mis huesos, lo preveo.
Pero te necesito, ¡ya lo creo!
¡Que yo no sé jugar en este juego!